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El Punto de Fuga es aquella zona de la fotografía hacia la que, inconscientemente, son guiados nuestros ojos. Es un recurso empleado para darle profundidad y tridimensionalidad a la foto (ejemplo clásico, las vías del tren) o bien para destacar el elemento principal.
¿Cómo interpretamos el Punto de Fuga? ¿Cómo conseguimos leer la fotografía que estamos viendo? Sencillo. Pero, ante todo, hay que tener en cuenta que no toda fotografía tiene un Punto de Fuga claro o, simplemente, no todo fotógrafo quiere hacer una composición empleando este recurso. Cada imagen es un mundo. Y hay imágenes que ganan enteros sin Puntos de Fuga llamativos.
Al observar una fotografía nos tenemos que fijar en dos o más líneas con cierto paralelismo que acaban confluyendo en un punto, el Punto de Fuga. Cabe destacar que no tiene por qué coincidir con el centro de la imagen.
El efecto de profundidad se consigue logrando que las líneas tiendan a juntarse en el infinito y para resaltar el elemento relevante de la imagen hay que conseguir que las líneas de la foto converjan, o tiendan a hacerlo, en dicho elemento.
Os dejo que disfrutéis con unos ejemplos claros.
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